sábado, 27 de diciembre de 2014

Sobre ciclos de transformación y de cómo percibimos a los músicos.


¿Han notado el modo en que muta la forma de ser percibido un sujeto X entre la etapa anterior y la posterior a subirse a un escenario y ejecutar un instrumento?

Pongámoslo en situación: Estamos en un bar, hay un escenario preparado para que una banda desarrolle su presentación y podemos ver un grupo de personajes entre los que se encuentra un sujeto X. Hasta el último momento antes de iniciar el show, nuestro observado podrá ser objeto de burlas por anécdotas del pasado, acreedor de múltiples apodos y designado a conseguir más bebidas para la tribu.

Ahora bien, cuando de entre ese grupo de amigos uno se separa para dirigirse a las tablas, primus inter pares será considerado poco menos que un héroe nacional. Recibirá los aplausos mas enérgicos y las arengas más motivadoras de parte de esos que minutos antes le recriminaban con sorna aquella vez que se fue del boliche con una dudosa señorita.

La última parte de esta transformación se evidencia al darse por finalizado el espectáculo. Inmediatamente después de bajarse del escenario y al volver a encontrarse rodeado de sus iguales, el sujeto X es recibido cual hombre que acaba de ser padre primerizo. Veremos abrazos apretados, palmadas de espalda y palabras de felicitación. Desde ahora y por el resto de la noche, a nuestro sujeto X se le ofrecerán bebidas y será interceptado por animosos miembros de la concurrencia que buscarán saludarlo e intercambiar algunas palabras con él, siendo también incluso probable que deba peinarse el jopo para acompañar en  una fotografía a algún espectador por demás entusiasta.

Este ciclo de transformación del Pibe en Músico y luego Héroe me ha llamado la atención por bastante tiempo y por eso hoy se los comparto, quedando a la espera de sus opiniones concernientes al tema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario