(Nota escrita por Camilo Leiva)
Sacrificio y
rock and roll. Ojo, que no cunda el pánico que esto no
se trata de una nueva oda a lo que hace una década venimos conociendo como
“rock barrial”. Pero resulta que el pasado sábado se presentó “La Fuga de Rock”, en el bar
Encuentro Quilmes de la ciudad de San Justo, y la definición les cabe por donde
se lo mire.
Muchachos del rock, músicos, sin ninguna pretensión
más que subirse al escenario y dejar atrás todo lo que no tenga que ver con la
música por la que tantos hemos dejado y que tanto nos ha dado. No se explica de
otra manera que se dediquen, como tantas otras de cientos de bandas, a ponerse
sobre los hombros la responsabilidad de hacer todo lo que sea necesario para
hacerse escuchar, sacarse el overol de la cotidianeidad y calzarse la pilcha de
rockeros. Del palo del todo hecho a pulmón son éstos cuatro, Claudio (guitarra
y voz), Leo (guitarra), David (batería) y José (bajo).
La noche comenzó con la presencia sobre el escenario
de “La Pepona de Rock”, y “Santos Insanos”, del palo del punk rock. El set de
La Fuga comenzó con un trío de temas provenientes de su primer disco,
“Ilusión”, primero llegó su homónimo, seguido de “30 de Diciembre” y “Chamorro”.
Uno de los puntos altos de la noche lo tuvimos con la presencia de dos buenos
armonicistas, Florencia y Sergio en “El expreso”, con lindos solos y arreglos a
su cargo. Si lo bueno, si breve, dos veces bueno, esta no fue la excepción.
Luego de algunas canciones mas y cuando todos estábamos en ese punto en el que
no importa que esté a punto de amanecer, que pese el cansancio y que al otro
día no se le puede escamotear vida al domingo, llegaron los agradecimientos a
los allí presentes y las canciones que permitían vislumbrar que se acercaba el
final.
La seguidilla que significó el comienzo del fin
arrancó con “Nací otra vez”, con la presencia especial de Brian, colaborando
con su guitarra. Continuó con “Las puertas”, enganchado con “Es mi vida”, luego
y en anteúltimo lugar estuvo “Tal vez”, para que todos gritemos un rato nuestro
desprecio hacia las señoras ancianas que disfrutan de meter el dedo en la
llaga. Para el final quedó el clásico “Por esa maldita costumbre”, y solo hubo
tiempo para una cálida despedida de la gente amiga que disfrutó de un lindo
momento.
La gente de arriba y los de abajo del escenario
comenzaron a buscar la salida y a pergeñar el retorno a sus hogares entre
saludos afectuosos, abrazos y algún que otro episodio clásico de madrugada
dominical. Solo restaba saber que, seguramente muy pronto, se va a repetir.
Mientras tanto, a seguir con el sacrificio y el rock and roll.
Foto de La Fuga de Rock page.
Foto de La Fuga de Rock page.
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